Todavía me quedaban ciertas esperanzas de que Rajoy iría a coger el toro por los cuernos, pero a la primera señal de debilidad de sus compañeros de la Zona Euro - al ver las cifras de desempleo - aprovecha no para consolidar una rebaja de impuestos que libere efectivo en los bolsillos de empresas y familias, sino en seguir extrayéndolo con nuevos aumentos de impuestos. En lugar de gestionar una rebaja del gasto que se muestra insostenible a largo plazo, más impuestos para financiarlo.
Recibió una herencia terrible en 2011, pero a la que también contribuyó desde las Administraciones que gestionaba, en el ámbito local o en las comunidades autónomas donde gobernaba. ¡Ya está bien de seguir quejándose!
En esta imagen tenéis los Objetivos de Estabilidad planteados por nuestro Gobierno para el período de 2013-2106, deberías reflexionar sobre los datos que aporta:
Recibió un país con un Gasto situado en los 480.111 millones de euros (un 26,45% superior a sus ingresos), unos Ingresos de 379.671 millones y una Deuda PDE de 736.468 millones (69,3% s/ PIB y 1.9x los ingresos).
También recibió un sistema financiero "tocado", especialmente la parte gestionada desde el ámbito político (por todos los partidos políticos y las fuerzas vivas) como eran las Cajas de Ahorros a las que ha tenido que recapitalizar con ayuda de todos los contribuyentes, mientras otras entidades fueron capeando el temporal a costa de sus sufridos accionistas. Desde luego, no habríamos llegado a esta situación si el Banco de España y sus cargos políticos (de ambos partidos) al frente hubiesen hecho bien los deberes, no dejando que las entidades bajo su control asumieran más riesgos de los que eran prudentemente aconsejables. Pero había que dejar que la alegría fluyese, que las familias vivieran en una orgía infinita de crédito que alimentó la burbuja inmobiliaria, hasta que explotó. Esta burbuja alimentó no a un sector productivo, de alta tecnología, vanguardista que nos haría liderar un segmento internacional de mercado y nos convertiría en una potencia exportara, sino a la producción de viviendas, un sector de corta vida y altas necesidades de mano de obra... pero, se acabó la vivienda, se acabó el trabajo.
A su vez, el ladrillo nubló la visión de nuestros políticos y sus fuerzas vivas (empresarios y sindicatos) que le acompañaban tolerando subidas de salarios por encima de los niveles de productividad de las empresas, lo que al final propició la deslocalización de nuestro tejido industrial. España parece que hoy sólo tiene sólo una industria, el SOL, y no creo que con esta seamos capaces de alimentarnos en el futuro.
Ahora, en lugar que disminuir el Gasto un 25% nos propone una pequeña reducción, oscilando de los 452.201 millones de euros previstos para el 2013 a los 460.006 millones para el 2016. Y los Ingresos, aumentando paulatinamente (es decir, extrayéndoselos a los contribuyentes poco a poco), desde los 385.948 millones a los 429.490 millones de 2016. Recibió una Deuda de 736.468 millones de euros y entregará en 2016 una 1,12 billones de euros. ¿A esto llamamos plan de estabilidad? ¿Llama estabilidad a pagar de 2012 a 2016 unos 148.400 millones de euros de gastos financieros? ¿De esta forma piensa poner dinero en los bolsillos de los contribuyentes para que aumenten su consumo? Y además, presiona más a las empresas y familias al captar el poco dinero que queda liberado del desapalancamiento (disminuir los activos o capitalizar) que impone Balisilea III a las entidades financieras, yendo a parar al agujero negro de las Administraciones Públicas, a financiar su déficit creciente.
Cuando se habla de reducir Gasto, muchos se asustan. No hablamos de dejar de gastar en prestaciones básicas, hablamos de gestionar bien los recursos escasos que los contribuyentes ponen en manos de los administradores públicos, de reducir ineficiencias, de reducir cargos sin sentido (la mayoría de corte político), de prestar servicios de calidad homologables y que pasen evaluaciones continuas... hay que poner freno al gasto improductivo, al gasto del boato, al gasto para captar votos cautivos, al gasto para captar el voto del subsidiado,...
Pero la gran partida de Gasto a reducir es el gasto de "la casta política", el de su mantenimiento cuando ocupan cargos sin sentido (ej. en Andalucía, delegado del vicepresidente ¡toma ya!, uno por provincia). Esta es la lacra de nuestro sistema y el Sr. Rajoy no quiere acometerla, le da susto, no se siente el líder capaz de acometerla. Pues el susto está ahí, dentro de 4 años estaremos en peor situación, con mayor Deuda Pública, con una extracción de impuestos superior y manteniendo una administración elefantiásica. Algunos piensan que es sólo cuestión de las Comunidades Autónomas y del Estado, pero la reducción empieza desde abajo, desde los Ayuntamientos que parecen estados o reinos y donde se gasta hasta el límite (hasta el déficit "cero"), pero ¿quién paga los 41.967 millones de deuda?. Los Ayuntamientos tienen que reducir sus Gastos ¡YA!, basta de boato, de fiestas que sólo sirven para alegrar unos instantes la vida, pero que no dan trabajo, no producen trabajo a largo plazo.
Muchos ayuntamientos tenían que aprender del Ayuntamiento de Torrelodones y sus gobernantes (plataforma de ciudadanos) sobre cómo bajar los Gastos Municipales, una herencia que les dejó el PP en el municipio.
El Sr. Rajoy, y su mayoría absoluta, ya han perdido un tiempo precioso para acometer medidas que de verdad ayuden a salir de la crisis. Hasta ahora, salvo la recapitalización bancaria necesaria para que el crédito circule, todo han sido parches. Mariano, ¿qué esperas para cerrar las Diputaciones y el Senado? ¿No hay bastantes Diputados para realizar ellos sólos la labor legislativa, sino que además necesitan ayuda de los Senadores?
Pero quizá Rajoy no quiera liderar el cambio, parece que quiere que el cambio se produzca desde un Gobierno de Concentración Nacional... tiene pinta de eso, no es capaz.
Por último, le propongo: baje los impuestos, baje el gasto, deje dinero en poder de los contribuyentes, restablezca la separación de poderes, corte de raíz al corrupto (que desaparezca, sea quien sea), dote de medios a los tribunales de justicia y órganos fiscalizadores, impulse una educación de calidad y motor de innovación, promueva la libertad empresarial, promueva la libre competencia, fomente la innovación y las inversión en nuevas tecnologías, acabe con las subvenciones que entorpecen la formación de precios, equipare las prebendas del cargo público al ciudadano de pié, dé garantías jurídicas a la libre contratación entre las partes, introduzca la competencia en los servicios que presta la Administración,... Esto está en su mano.
Sr. Rajoy, podrá pasar a la historia como un gran estadista, o bien pasar como un político mediocre. La decisión es suya, pero nos afecta a todos y a las generaciones futuras.
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