La Sala de Ventas se convierte en un Campo de Batalla, donde fabricantes y proveedores tienen cita obligada con nuestros clientes, si pretenden controlar o aumentar su participación en el mercado.
Usando un símil medieval, el propietario del Campo de Batalla lo que hace es arrendarlo a los contendientes para que celebren sus batallas diarias, a cambio de la cesión de una parte del botín.
Los Reyes del Mercado ( fabricantes ) llaman a la guerra a sus súbditos ( fieles consumidores) y contratan mercenarios ( no consumidores de este producto salvo que le den algo a cambio ). Los Reyes dirigen la batalla desde sus atalayas del marketing, con todas las armas que el mismo les permite.
Cuando la batalla del día concluye el Rey ganador ha conquistado un nuevo territorio ( aumento de su cuota de mercado ) y hay reparto del botín. No se puede dormir en los laureles, porque al día siguiente se celebra en el mismo escenario otra batalla. El Rey triunfante, sus súbditos y sus mercenarios consiguen atraer a otros mercenarios—los del Rey oponente— porque éstos empiezan a valorar también las satisfacciones que éste les puede ofrecer .
El propietario del Campo de Batalla tiene que mantener en perfecto estado el mismo,estar contínuamente arreglando, limpiando, balizando... para hacerlo lo más atractivo posible, para que todos los días sea de nuevo elegido , estando dispuesto a ceder a los súbditos y mercenarios de ambos Reyes parte de su botín, con tal de que se sigan celebrando allí todas las batallas.
Cuanto más contentos están los Reyes, súbditos y mercenarios por las prestaciones o servicios que le ofrece nuestro Campo de Batalla mayor es el prestigio del mismo, mayor es el botín a conseguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario