Los días pasan y el affaire de Pescanova huele cada vez peor. Sus marcas, en la mente del consumidor desde hace muchos años, se encuentran en grave peligro y podrían desaparecer en pocos meses de los lineales de las tiendas.
A veces, uno se pregunta cómo hay grandes inversores que pudieron tragarse el anzuelo y no realizaron antes de su entrada una buena due diligence. Digo due diligence, porque no se trataba de unos inversores corrientes, sino de grandes inversores que tenían como objetivo estar en el consejo de administración, y antes de eso uno debe investigar de verdad.
En diciembre del 2009, ya expresé que no me gustaban las formas que exhibía Pescanova (aquí). Su forma de comunicarse con los socios minoritarios para mí no era adecuada, y para ello nada más que ver los diferenciales tan importantes que aparecían entre el cierre del 3er. trimestre de un año y el resultado final del ejercicio, diferenciales que nunca eran posteriormente explicados. Daba la sensación de que los socios particulares minoritarios eran un añadido, un medio de extraer financiación y nada más, y todo para el juego que marcaba la dirección de la compañía.
Lo cierto, es que uno se fija hoy en cosas que antes no le llamaban la atención, y que entiendo son totalmente legales y forman parte de las comunicaciones trimestrales a la CNMV. Fijaros en las líneas subrayadas del disclaimer de la comunicación de Pescanova del 3T'2013 (y en otros anteriores fue igual):
Entonces, ¿para qué sirve la información de los estados intermedios enviados a la CNMV?
Hay disclaimers de compañías cotizadas que incluso van más allá (y no dudo que sea legal, pero como inversor no me gusta), y aquí os dejo un ejemplo si llagáis a la última página "...En consecuencia, dichas estimaciones, proyecciones y previsiones no deben tomarse como una garantía de resultados futuros y los Administradores no se hacen responsables de las posibles desviaciones que pudieran producirse en los distintos factores que influyen en la evolución futura de la Compañía".
Hay que entender que los datos intermedios que las compañías envían a la CNMV no están auditados, y siempre pueden estar expuestos a pequeñas desviaciones. Si los resultados finales diesen lugar a grandes desviaciones, habría que pensar que los medios de control y de administración de estas compañías no son los adecuados, y por lo tanto como inversor lo mejor sería no estar. Os digo también, que si visitáis la información intermedia del Banco Santander no hay disclaimer alguno (aquí).
Independientemente de lo expresado sobre estas salvedades y que llamaron mi atención, lo cierto es que hoy el futuro de Pescanova es muy negro. Habría que pensarse cómo es posible que una compañía tenga deudas no declaradas de 1.200 millones de euros y por qué éstas no se incluyeron en su perímetro de consolidación (ver noticia aquí). Estamos hablando sólo de deuda, de pasivo, pero éstas deben tener un activo que las respalde, pues deben ser empresas que no se incluyeron en su perímetro de consolidación. La peor situación, y en parte la que me temo, es que estas sociedades no fuesen incluidas en el perímetro porque eran muy deficitarias, y entonces los resultados del grupo se verían muy afectados. Esto ya olería a algo muy podrido. Mientras haya un buen activo que soporte la deuda, se podrá decir que se invirtió más de lo adecuado, pero sí fue un medio para ocultar pérdidas a los inversores, podríamos estar hablando de un delito de estafa (aunque yo no soy letrado y desconozco su tipificación, pero es lo que me parece).
Por otra parte pienso, ¿cómo es posible que una dirección financiera, un consejero delegado, un presidente ejecutivo no sean conscientes de que la información que se deposita en el R.M. no sea la adecuada para informar a sus socios y acreedores de la situación de la compañía? No estamos en el ámbito político, donde a veces todos desconocen todo, donde se alistan a participar en consejos de administración de cajas de ahorros y luego expresan que no sabían de "números". Hay que pensar que éste no es el caso de Pescanova. Así que algo huele muy mal.
Pocas empresas en este país salen de un concurso de acreedores. Lo normal es que, una vez presentada la suspensión, el tiempo transcurra lentamente y los activos se vayan deteriorando cada vez más, hasta que los administradores llegan a la conclusión de que lo más oportuno es la liquidación.
Yo les recomendaría a sus acreedores y propietarios que:
Hay disclaimers de compañías cotizadas que incluso van más allá (y no dudo que sea legal, pero como inversor no me gusta), y aquí os dejo un ejemplo si llagáis a la última página "...En consecuencia, dichas estimaciones, proyecciones y previsiones no deben tomarse como una garantía de resultados futuros y los Administradores no se hacen responsables de las posibles desviaciones que pudieran producirse en los distintos factores que influyen en la evolución futura de la Compañía".
Hay que entender que los datos intermedios que las compañías envían a la CNMV no están auditados, y siempre pueden estar expuestos a pequeñas desviaciones. Si los resultados finales diesen lugar a grandes desviaciones, habría que pensar que los medios de control y de administración de estas compañías no son los adecuados, y por lo tanto como inversor lo mejor sería no estar. Os digo también, que si visitáis la información intermedia del Banco Santander no hay disclaimer alguno (aquí).
Independientemente de lo expresado sobre estas salvedades y que llamaron mi atención, lo cierto es que hoy el futuro de Pescanova es muy negro. Habría que pensarse cómo es posible que una compañía tenga deudas no declaradas de 1.200 millones de euros y por qué éstas no se incluyeron en su perímetro de consolidación (ver noticia aquí). Estamos hablando sólo de deuda, de pasivo, pero éstas deben tener un activo que las respalde, pues deben ser empresas que no se incluyeron en su perímetro de consolidación. La peor situación, y en parte la que me temo, es que estas sociedades no fuesen incluidas en el perímetro porque eran muy deficitarias, y entonces los resultados del grupo se verían muy afectados. Esto ya olería a algo muy podrido. Mientras haya un buen activo que soporte la deuda, se podrá decir que se invirtió más de lo adecuado, pero sí fue un medio para ocultar pérdidas a los inversores, podríamos estar hablando de un delito de estafa (aunque yo no soy letrado y desconozco su tipificación, pero es lo que me parece).
Por otra parte pienso, ¿cómo es posible que una dirección financiera, un consejero delegado, un presidente ejecutivo no sean conscientes de que la información que se deposita en el R.M. no sea la adecuada para informar a sus socios y acreedores de la situación de la compañía? No estamos en el ámbito político, donde a veces todos desconocen todo, donde se alistan a participar en consejos de administración de cajas de ahorros y luego expresan que no sabían de "números". Hay que pensar que éste no es el caso de Pescanova. Así que algo huele muy mal.
Pocas empresas en este país salen de un concurso de acreedores. Lo normal es que, una vez presentada la suspensión, el tiempo transcurra lentamente y los activos se vayan deteriorando cada vez más, hasta que los administradores llegan a la conclusión de que lo más oportuno es la liquidación.
Yo les recomendaría a sus acreedores y propietarios que:
- Segreguen la actividad industrial (producción, barcos, fabricación) de la comercial lo antes posible, quedando la deuda en poder de la empresa industrial.
- Salven las marcas comerciales urgentemente, sino en pocos meses dejarán de tener valor en el mercado al producirse el desabastecimiento de sus productos en las tiendas. Las marcas comerciales y la empresa que realiza esta actividad deben ser vendidas urgentemente.
Algunos pensarán que de esta forma hay un deterioro del conjunto de la empresa, pero no. Hay empresas del mundo de la distribución de los congelados que siguen en el mercado y no necesitan controlar las fuentes de producción, sino que acceden a los mercados a comprar su materia prima al mejor postor ¿por qué no la nueva Pescanova?.
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